6/11/16

TU RESPIRACIÓN.


Dormía profundamente, pero tu respiración me despertó.

La oscuridad permanecia inquieta afuera de la habitación, la luz estaba encendida, palida y ajena; el libro que se aferraba a mi pecho cayó y calló, Renata (la gata) apenas le importo, solo levanto las orejas y continuo durmiendo ovillada, me levante, abrí la ventana, el frío se filtro no sin antes acariciarme el rostro con violencia, afuera la ciudad ardía, así lo demostraban las luces que se resistían ante el peso aplastante de la noche. No cesaba tu respirar, tu jadeo, tu dificultad para tragar aire. La soledad apenas disimulada con la indiferencia de Renata (la gata), que me recordaba que ahora solo habitas en mi mente, que apenas recuerdo quien fuiste y qué me regalaste a perpetuidad tu constante ausencia presente, ilógico, rebuscado, aterrador y hasta dramatica en exceso, chocante mi descripción. tener que despertar ante tus gemidos y tu respirar.

Ignoro la continuidad de libro que inútilmente intenta distraer la mente, de la apatia de la gata, permito que entre la oscuridad y se apodere de todo, regreso a la cama que se vuelve un vórtice infinito y caigo, no tan profundo como para dejar de escuchar aun tu respiración y la del otro.

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