Deposité la moneda que me solicitaba la grabadora del teléfono público.
Esperé paciente me contestarán. El cielo se ilumino y después el trueno, el aire
olía a humedad, ahora llueve, suena el teléfono, pero nadie contesta, cuelgo y
camino por la calle a oscuras. La noche y la soledad son cómplices, la lluvia
solo me acompaña para confundir mi tristeza con sus gotas. Frío, mucho frio.
A.G.Viveros
1 comentario:
Y al final llego el final.
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