Buscando la ausencia

El calor es incomodo, el cuerpo pica y se pone pegajoso. Retiro el sombrero y con un pañuelo retiro el sudor de la frente y del cuello. Observo a la distancia esa columna de polvo como una serpiente que se aproxima a mí. La camioneta se detiene y el polvo nos envuelve. Jajajaja, ríe el conductor, la puerta del vehículo rechina mientras la capsula de polvo se disipa. Sacudo el polvo de mi ropa y de mis hojas. Dibujas, a la mitad del desierto, ¿para qué? Creo que tienes mejores cosas que hacer. Me distrae su comentario venenoso, pero continuo dibujando las formas que la luz me muestra al desierto. No me quedaré mucho tiempo solo vine a decirte que ni apartándote en el desierto estas del todo solo. Lo miro por encima del hombro, tomo mis cosas y camino cuesta abajo. Me grita, el desierto no es el mejor lugar para buscar, en la ausencia me recargo para que me encuentres. Tomo un poco de agua de la cantimplora y maldigo. El diablo nunca deja de chingar.