30/11/10

Morir con el machete en la mano.

-Tranquilízate, yo jamás la busqué, ella me llamó.
-Pues ahora le pido que se valla, que me deje con ella.
-No puedes hacer nada, ella me pertenece, me dices que no puedo amarla cómo lo haces tú, púes entonces dale lo que yo le ofrezco.
-¡Infeliz!.
-Guarda ese machete, no lo necesitas. Tú vienes a mí buscándola, y aquí estoy y aquí esta. Ahora que piensas hacer, acaso deseas morir.

- * -

Estaba ahí, sentadita, le juro aste que era más chula que la virgen, verda de Dios, ese par de trenzas prietas como la noche mesma, esos ojotes y… y, toda completita. Estábamos en misa, y la puritita verda es que ni oyia lo que sermoneaba el señor cura, que me dispense Diosito y la Virgen Santa, porque esta prieta me jaló toditita la atención. Yo ya la había visto antes, pero ese mismito día, se lo juró, que la vi más chula. Cuando se acabo la misa la observaba con los ojos bien abiertos, pa´que su imagen entrara lo más que cupiera en mi cabeza y así poder soñar con ella sin que me costara trabajo divisarla con los ojos cerrados. No, si me gusto retiarto, pero, pero, sabe aste, soy muy collón con las mujeres, es lo único en lo que me rajo, me a zonzo, y no sé que decir, no tengo labia pues…

- * -

-¿A dónde vas Arcadio?.
-Al monte.
-¿Al monte? Pa´ que, si ya es renoche, ¿Y el machete?.
-Voy arreglar unos pendientes.

- * -

Ese mesmo día juí a la tienda de Don Chente, necesitaba un trago de pulque, tenía el gañote bien seco, sabe aste, al medio día el sol se enmuina y sopla con juria sus rayos, por eso le digo, que hay que desmañanarse pa´ ganarle al condenado. Entraba yo y ella salía, sin querer chocamos y los tiliques que había comprado se cayeron por el suelo, y ella también se calló de sentón, le pude ver las piernas, aste dispense, no vaya a creer que soy un caliente, pero ese par de piernas me idiotizarón. Ella se puso a recoger sus tiliques y salio corriendo, yo de tarugo me quede sin hacer nada, pero pude ver que se la había olvidado una veladora, la tome del suelo y jui a devolvérsela, no quería alcanzarla, mejor la seguí pa´ saber dónde vivía. Después regrese con Don Chente y le pedí mi jarrito de pulque, ya no por el mentado sol, ahora pa´ bajar el calor que me quemaba mi cuerpo por dentro, por haber visto ese par de piernas…

- * -

-Te lo juro, mi´jito chulo, yo la vi, alguien entro al jacal con ella.
-No le puedo creer Madre.
-Que me castigué Dios si miento.
-Usted nos dijo que vio a Don Matías, mi padrino, la noche que murió.
-Y lo vi, me dio un recado pa´ tu madrina.
-Y quién entro a jacal, digame.

- * -

Dicen que las cosas que más cuesta conseguir son las que sabes cuidar y querer más. Le soy honesto, yo pensaba que eran puras palabras, pero no, fíjese aste que si cierto. Ya le digo, esta prieta desde que la vi me regustó pa´ matrimoniarme con licencia de su tata, pero era muy rejega. Y es que figúrese ella tenía un novio, Pedro el hijo de Jacinto, el mero, mero de la Hacienda de Tres Cruces y pos lo quería harto, pero, no me va a creer, que se jue disque por dinero pa´l bodorrio, pa´ mi que se largo del pueblo. A mi me afligía verla toda achicopalada, la esperaba al salir de misa, pero ni caso que me hacía, y pos, como ya le dicía, soy rebruto pa´ estas cosas del corazón, y no es que sea no tenga sentimientos, no, si le juro que sí siento, pero me cuesta trabajo sacar pa´ juera las cosas que siento en mi corazón. De noche iba a su casa y me quedaba afuerita, esperando por lo menos ver su sombra, muchas veces tardaba harto en irme de allí, otras, la lluvia llegaba y se marchaba y yo mojado todito seguía allí, de píe esperando y cerrando los ojos, queriendo estar con ella…

- * -

-¿En verdad me quieres Arcadio?
-Con toda mi alma.
-¿Verdad que vamos a ser muy felices?
-Si, prietita, vamos a estar juntos hasta la muerte.
-…
-¿Qué te pasa?, ¿Dije algo que te puso triste?

- * -

Llegamos mi tata, mi hermano grande y yo a la casa de ella, todos íbamos con nuestras mejores ropas, las de ceremonia. Llegamos con fruta y una chivita bien bañadita, y un par de guajolotes, bien gordos y se los regalamos. Mi tata hablo con su tata y yo buscaba de vez en vez a esta prieta, pero no podía divisarla y se me arremolinaba la panza. Su tata la llamó y ella entró, no venía sola, atrás de ella entraban los rayos del sol, y un vientecito bien fresco. La sensación que tenía en la barriga arrecio, pero no podía moverme, ni dejar de verla, pero ella ni siquiera voltio a verme. Cuando su tata le pregunto si quería matrimoniarse conmigo ella le dijo que si y me dio harto gusto. Sabe aste que muchas de las bodas en el pueblo son acuerdo de familias. A mi me importaba casarme con ella porque me gustaba y a su tata le preocupaba su hija porque estaba en cinta y pos creiba que yo sería un buen marido porque me gusta chambear harto y vicios no tengo muchos, además Pedro ya se había ido y ella estaba en cinta y pos a mi no me importaba eso, a mi me gustaría vivir con ella, salir de la chamba y llegar a casa y ver que me esta esperando pa´que demos una vuelta por el pueblo y los domingos vallamos a misa y comamos una nieve de coco o limón y jugar con su hijo y subirlo a los caballitos y enseñarle a amar la tierra y llevarlo al arroyo a escuchar el canto del cenzontle…

- * -

-No me atrevo a decírtelo Arcadio, pero es mi deber.
-Son cosas malas. ¿Verdad?. Suéltelo, mientras más rápido mejor.
-El niño, la criatura va a morir, el embarazo es complicado.
-Pero, pero aste doctorcito, aste puede hacer algo ¿No?.
-Lamentablemente no puedo hacer más, ella estará bien pero la criatura morirá.

- * -

La boda estuvo rebonita, nuestras familias estuvieron de fiesta una semana. La tía Tola preparo mucho mole y esos tamalitos de fríjol que tanto mi gustan. Don Chente llevo el pulque y la música siempre estuvo sonando, tocaron harto, mi tata y mi suegro cantaron juntos y me sentía como guajolote bien esponjado, ella y yo bailamos mucho, y eso que yo no bailo. Yo la sentía contenta, pero, algo en ella no me gustaba, a veces la sentía incompleta como si sólo estuviera el puro cascarón, pero lo que mas me sangraba el corazón era cuando le decía: “te quiero” y ella sólo me respondía “gracias”. Aste le hace lo mismo cuando le dice a la oreja lo mucho que la quiere…

- * -

-¿Cómo te encuentras?. Juiste a ver a Doña Petra.
-No. Me siento muy mal Arcadio.
-No te preocupes prietita, voy volando a traerte al doctorcito.
-No, no mi dejes aquí sola, por favor.
-No, nunca lo haré…

- * -

También dicen que la paciencia es un árbol de amargas raíces pero de dulces frutos. Yo le preguntaba si era feliz, y me decía que sí. Su panza ya se notaba más y le pedía licencia pa poder tocarla y así nuestro chilpayate pudiera reconocerme como su nuevo tata, porque como le dije aste antes, esa criatura ya la sentía mía, porque amaba a su madre con el alma y dígame, cómo no amar algo que venga de ella, si soy capaz de besar hasta su mesma sombra, cuatimas buscarla hasta la muerte. Ella nunca me dejo tocarle la panzota, se chispaba y se ponía a hacer otras cosas. Pero las cosas no pintaban bien, la veía rara, mal pues. Un día Manuel me avisóque mi prieta estaba mal, me salí de la chamba y corría verla, se había desmayado. Esa noche me dijo que iría a ver a Doña Petra a que le hiciera una limpia, pero la verda, yo prefería que juera con el doctorcito pa´ estar más seguros ¿no?. Pero no quiso, así que tuve que confiar en que no pasara de un sencillo mal aire…

- * -

-¡Arcadio!
-Aquí estoy.
-¡Arcadio! Tu mujer, tu mujer.
-¿Qué pasa con mi mujer?. Habla Manuel.
-Esta en tu jacal muy mala.

- * -

Esa tarde regresaba al jacal, con la angustia apelmasada en el gañote. Me detuve entre los árboles del camino y vomite mi desesperación, que amargo es su sabor, verdad de Dios. Cuando llegue la vi. Acostada, miraba por la ventana, parecía que no estaba allí, suavecito me acerque y le acaricie su pelo negro. Le pregunte que cómo se sentía, si seguía descompuesta, ardía en calentura, y su sudor se confundía con sus lagrimas. Pos me asuste retearto, mi voz se partía y no podía decir las cosas bien. Salí a buscar al doctorcito , ahora mi garganta crecía y se amarraba y hacía un pinche nudo que me ahogaba, y por más que jalaba el aigre no podía pasarlo. El doctorcito se enmuino un poco por la hora, pero me vio a mi prieta, y de paso en su muina, me canto las malas noticias, terminando por amarrar más mi pescuezo, que para esa hora ya ni vomitar podía…

- * -

-No te voy a llevar tu comida al rato.
-¿Y ora por qué?.
-Me siento descompuesta.
-¿queres que vallamos a ver al doctorcito?.
-No ti preocupes, mañana voy a ver a Doña Petra, pa´ que me limpie y vas a ver que y me compongo.
-Ta güeno, pero cuando llegue, si sigues descompuesta tomas tu reboso y vamos a molestar al doctorcito.

- * -

¿Qué puede ser más doloroso, la indiferencia o la resignación?. Sufrí mucho verla llorar, le gritaba a Diosito, ni siquiera se atrevía a suplicarle a un Santo o a la Virgencita Santa, ¡no!, sus lamentos fueron directos pa´l mero mero. Yo quería abrazarla, decirle que lo dejará ir, que ya estaba en un mejor lugar, pero no me quería ver. Le complacía más la compañía de su dolor se volvió indiferente con la vida. Fue entonces cuando lo vi, aste, de lejos observando, queriendo acercarse, pero no se atrevió. No quería comer, sólo estaba acostada en la cama, sin decir nada, sin hacer nada, mirando de vez en vez por la ventana y creí que quizá aste hacia lo mesmo desde el otro lado. Ella no me quería ver. Su madrecita y su madrina le hicieron una limpia y también limpiaron el jacal y un día la vistieron de blanco y la llevaron a la Iglesia pa´ terminar de limpiarla y la trajeron de vuelta y la bañaron. Y no me lo va a creer pero, poco a poco empezó a mejorar y volver a la vida y eso me rete entusiasmaba, ¿cómo no?, hasta que pasaron unos meses y volvió pararse y querer volver a vivir…

- * -

-Me gustas mucho.
-Gracias Arcadio.
-Y te quiero mucho, mira te compre esta medallita, esta bien bonita y ya esta bendita.
-¡Qué bonita esta!
-Cásate conmigo, yo puedo ser el padre de tu bebé.
-No, tu no puedes ser su padre.

- * -

Se siente rebonito ser correspondido. Mi trenzada chula cambio un poquito conmigo, se volvió más cariñosa. Ya me quería, y pos ¿cómo no iba yo a sentirme ligerito, ligerito?. Pero de vez en vez, se ponía toda triste, y no me decía nada, se tumbaba en la cama y a según se dormía, nada más se estaba haciendo, porque oyia como lloraba, cerrando la boca pa´ no gritar, porque pienso que sus lagrimas le quemaban sus mejillas prietas. ¿También sabe aste que note?, se volvió más dura, ¡oh si!, se lo juro, si se iba al mercado a hacer el mandado y había algo que no le parecía, se enchilaba y gritaba o echaba pleito. Pero yo me sentía ligerito, ligerito, porque me sobaba mis pies tierrosos y me platicaba lo que había hecho en el día, yo pensaba y pensaba y sabe aste, no es que sea burro , ¡no! Sólo un poco terco, pero yo digo, que no es güeno darle muchas vueltas a las cosas que se piensan en la cabeza, que es mejor dejarlas que se las lleve el viento, porque el diablo esta re pendiente pa´ venir y soplar con su aliento a choquilla y uno empieza a ver muertos, ¿no?, pero ya le digo, yo estaba muy feliz…

- * -

-Dicen que el Pedro va a regresar.
-¿Y pa´ qué? Pa´ inquietar las aguas. El río sólo corre en una dirección.
-A lo mejor viene por la Martina y por su bebé, no seas bruto.
-¡No!, yo puedo ser su padre. Además pa´ que se va. Si se jue es que no los quiere, y yo si los quiero harto.
-Pos yo no se, eso dicen, que va a regresar, pero ve tu a saber. eso dicen.

- * -

Ha sentido aste cómo la sangre le hierve por dentro cuando esta muy enmuinado, cómo los ojos quieren deshacer las cosas que uno ve. Así mesmo me sentí cuando me entere que usted la visitaba de vez en cuando. Sabía que ella no estaba enterita conmigo, pero pensaba que al morir mi alma iba a esperar con mis abuelos y mis tatas a que llegará ella. Pero algo la amarraba, como si cargara una yunta, pensaba que era por nuestro chilpayate (¡que Diosito tenga en su Santa Gloria!), pero era más bien la sensación que uno tiene cuando sabe que las cosas no son derechas, sabía que algo malo estaba pasando y me quise enterar, pos, pa´ estar bien seguro y no le vean a uno la cara de güey, y comencé a espiarla y jue cuando mi alma se perdió y sentando el Diablo se burlaba de mi diciéndome “te lo dije Arcadio, te lo dije”, la angustia y el dolor me echaron encima todo su peso y mis huesos no aguantaron , soy hombre de campo, me gusta sentir la tierra en los dedos de mis pies y de las manos, soy muy simple en mis gustos, me pone contento ver salir el sol y verlo irse, soy hombre de campo , no aguanto las cosas que no se. Y por eso mi alma no pudo y me pidió mis ojos pa´ chillar. Ella lo buscaba, lo llamaba en secreto y aste, ¡infeliz! , aste la visitaba a escondidas. ¡Sabía que era un mujer matrimoniada!, ¡Porque manchar sus huaraches con algo tan sucio, como el engaño!. ¿No es aste un hombre de honor y dignidad? ¿Por qué entonces jugar con fuego?...

- * -

-La Martina esta reloca.
-¡Ora ya!. Madre, ¿Por qué lo dice?.
-Porque así es. Desde que su madrecita se jue al cielo la pobrecita esta mal. Ya ves Pedro el hijo de Jacinto no más la preño y se jue.
-No, no sabía que estaba en cinta.
-Lastima de muchacha, y tan chula que esta. ¿Quieres otra tortilla?

- * -

La encontré en el suelo, y la levante, y juí corriendo por el doctorcito, pero cuando llegamos al jacal, ella ya no estaba, y entonces me di cuenta que era muy grande y muy frío sin su presencia y sin su calor. El doctorcito sintió pena por mi, y dándome una palmadita me dijo que él no podía hacer nada, que se había ido con aste y que él no se podía meter y se jue. Me quede solo, incado, sin saber que hacer, a ratos me sentí triste a ratos pensaba que no era verda, y recorde todo, y pensaba en Pedro el hijo de Jacinto, y en nuestro chilpayate, y en ese vestido rojo que usaba cuando íbamos pa´ la feria, y me acorde de aste, de que la espiaba, y me enmuine cuando recordé que la visitaba. Tome mi machete y salí a buscarlo, porque donde aste este, allí va a estar mi prietita chula.

- * -

-¿Qué tanto ves?
-Nada, nada más papaloteando.
-No tu estabas viendo a la Martina. ¿Te gusta?.
-Si, esta rechula la condenada.
-Pero, es la novia del Pedro.
-Si, pero ya se jue.

- * -

¿Ha escuchado cada palabra que le he confesado?. Pos, se la voy a cantar derecho pa´que me entienda. Este machete es mi herramienta de trabajo, y también, porque negarlo, lo utilizo pa´ arrancarles la cabeza a las cencoatas cuando las mendigas quieren beberte la vida. Mi machete sabe cual es el sabor de la sangre, aunque su función en la vida es construir en el trabajo con el campo, también puede destruir, matar pues. Y he venido por ella, a pedírsela, a reclamarla y exigirla. Sé que no será fácil, por eso he venido dispuesto a todo. Un hombre enmuinado y sobrio puede matar ángeles, tiene el poder para hacerlo, porque ya esta condenado y nada más importa, pero también soy gente de bien , que teme el desprecio de Dios y de la Virgencita, por eso antes de maldecir a mi machete quiero pedirle porfavor que sea gentil y me regrese a mi prieta. Aste no la puede amar como yo. Le juro por su jefecita que no regresaré al jacal sin ella

1 comentario:

Mextlininna dijo...

... quien es mas culpable? el que lo ignora consciente o el que ama incondicionalmente?! tanto para uno como para el otro... "siempre se tiene sus consecuencias"...

.... No pare Señor... No pare!